Alegría cristiana
Dicen quienes me conocen que en mi rostro siempre hay una sonrisa. Que poseo un temperamento cordial, alegre, cargado de buen humor. Y es verdad, me encanta vivir, disfruto tanto con los míos..., y sobre todo, disfruto cada minuto de mi vida porque me siento dentro y parte de la Gran Creación.
En esta época en la que sufrimos la pandemia de la titulitis, en la que todo el mundo quiere y necesita ser más que el vecino, los que nos conformamos con lo que somos y tenemos, resulta que al final somos más felices, o los únicos felices. Porque el que desea ser más que los demás, el que quiere tener más y más, va en la dirección contraria a lo que de él espera el Padre, y nunca será feliz. Yo, en cambio, poseo el título más importante, el de mayor dignidad, el que no se consigue ni con dinero, ni con antepasados ilustres: yo soy “hijo de Dios”. Y aún hay quien se extrañe que con lo poco que soy y tengo, esté siempre alegre.
Mi alegría es mi testimonio público de fe más evidente.
Además, ser alegre es una manera más de amar a mis hermanos, es una invitación a vivir, a tener esperanza. Necesitamos de la alegría de vivir de nuestro prójimo para contagiar al mundo de la paz y del amor del Padre.
“Qué son, en efecto, los siervos de Dios -decía Francisco-, sino unos juglares que deben mover los corazones para encaminarlos a las alegrías del espíritu?.”
La alegría cristiana no es innata, se consigue. Nuestra alegría brota del corazón de Dios, y del hombre que se supera, crece y perfecciona a través de las continuas luchas diarias. Dios nos inventa cada día junto con nosotros mismos. Dios nos invita a participar de su propia alegría: la alegría de crear.
El hermano Francisco de Asís nos deja estas fuentes de alegría, para quien quiera seguirlas... y ser feliz:
- La primera y fundamental fuente de alegría para Francisco era su experiencia de Dios
- La segunda fuente de alegría para San Francisco fue su vivencia de la fraternidad
- La tercera fuente de alegría la encontró Francisco en la contemplación de todas las criaturas
- La cuarta fuente de alegría para Francisco fue la aceptación e integración de lo negativo o pecaminoso en su vida y en la de los demás.
- Finalmente, la quinta fuente de alegría para Francisco fue su amor, lleno de ternura y de respeto, para con los más pobres y necesitados de este mundo.

¡¡ Que seas muy feliz!!
luns 11 xullo 2011
En As miñas crenzas | | Permalink
-
Calendario
-
Seccións
-
Ligazóns